«Sabemos que estar gordo es malo para la salud pero no cambiamos de hábitos»

La receta es sencilla y estamos más que cansados de oírla. Alimentación sana y equilibrada y ejercicio habitual. Pero del dicho al hecho hay un buen trecho y son muchos los que hacen oídos sordos a los consejos que erradicarían una preocupación creciente: la progresiva obesidad infantil. Problemática que ayer desgranó el experto en medicina de la Educación Física y del Deporte, Juan Luis Zunzunegui, en una tertulia organizada por la cooperativa Ediren.

-España es el tercer país en obesidad infantil. ¿A qué obedece?

-Por un lado, a la inactividad física creciente, sin ir más lejos, en la propia enseñanza se han reducido las horas de educación física. Y por otro lado, a la sobrealimentación en una sociedad donde hay una increíble disponibilidad de alimentos a bajo coste. La suma a lo único que podía llevar es a un aumento importante de la obesidad a todas las edades.

-Los dulces siempre han gustado a los niños. ¿Son ahora más perniciosos o se consumen más?

-Ambas. Y tienen una complicación, que son calorías vacías. Son los típicos alimentos que pueden aportar muchas calorías y no aportan ni vitaminas, minerales o fibras que puedan servirle al cuerpo. Es un peligro. Si se une con que en las horas siguientes no se hace ejercicio, en cuestión de horas esas calorías se convierten en grasas de reserva y el cuerpo humano está muy preparado para tener grasas de reserva.

-¿Por qué?

-Es un vestigio de la evolucion antropológica del hombre. Nuestros antepasados comían un día sí y unos cuantos no, y necesitaban tener buenas reservas calóricas para resistir. En una sociedad de confort ya no tiene sentido, pero el cuerpo se adapta muy mal a la falta de movimiento. Tenemos un cuerpo creado y pensado para el movimiento, la acción. Y por eso, la aparición de tantas enfermedades crónicas asociadas con el sedentarismo.

-¿Qué riesgos afronta un niño obeso?

-Un porcentaje importante de niños con sobrepeso serán adultos con sobrepeso u obesos. Por otro lado, hay una serie de enfermedades crónicas, las más frecuentes, como la diabetes, la hipertensión, la hipercolesterolemia y otras muy asociadas con el exceso de grasa corporal y el sedentarismo. Si lo unimos con el envejecimiento de la población, hay más años para que se desarrollen esas enfermedades que son auténticas epidemias. Y muchas se podrían prevenir simplemente evitando que la gente llegase a la obesidad.

-¿Son los padres conscientes de esto?

-Algo estamos haciendo mal porque después de décadas de anuncios, consejos y recomendaciones, la gente ya sabe que estar gordo es malo para la salud, que el deporte es bueno y que hay enfermedades relacionadas con el modo de alimentación y a pesar de eso, las encuestas muestran que no tiene ningún impacto ni cambio en el comportamiento ni en los hábitos. Hay que pasar a la intervención.

Más gimnasia en los colegios

-Los consejos básicos de alimentación deben darse en Primaria para que los niños aprendan lo antes posible a desarrollar estos hábitos porque luego es difícil cambiarlos en la época adulta. No podemos enseñar a los padres o abuelos, sino que los niños deben familiarizarse con las necesidades en nutrientes de nuestro cuerpo y a clasificar los alimentos en función de ellos.

-Pero no es fácil que coman verdura o pescado.

-Sí, pero para eso están las equivalencias alimentarias, los grandes grupos que incluyen alimentos diferentes que se pueden adaptar a los gustos personales para cambiar algo que no gusta por otra cosa que sí y que le aporta lo mismo.

-¿Y qué me dice de incrementar las horas de educación física en los colegios?

-Es de sentido común, parece mentira que se tenga que comentar. Nunca hemos tenido tantos niños obesos y nunca se ha hecho tan poca gimnasia. Y al haber disminuido, queda al libre albedrío de los chavales que practiquen deporte y cada vez hay más abandono a edades más tempranas.

-¿Deberían dar ejemplo los padres?
-Sí, y lo tendrían que hacer tomando la iniciativa de instaurar actividad física en familia, salir a pasear o en bici, ir más al monte, acostumbrar a los niños a no coger el autobús a la escuela, a subir las escaleras cuando no hay una carga excesiva o usando menos el coche.Y también en las comidas, porque comemos más de lo que debemos pero no lo hacemos bien.

Fuente: BEATRIZ CORRAL | VITORIA/ El Correo.