Rosa Monjardín Losas
Rosa supo que padecía Hipercolesterolemia Familiar (HF) cuando tenía 21 años. Entonces comenzó a trabajar como auxiliar administrativa en el Hospital General de Asturias y el servicio de prevención hizo unos controles a los que se presentó. Al poco tiempo la llamaron porque había ocurrido algo: sus niveles de colesterol eran alarmantes, 590 mg/dl en total. “Estaban asustados”, recuerda.
Rosa fue una de las personas que acudieron a la jornada de detección que la Fundación Hipercolesterolemia Familiar celebró hace unos meses en Asturias, aunque ya hace tiempo que sabe que padece HF.
En el año 2001, “como no había manera de que bajara mi colesterol, el médico de atención primaria me derivó al Servicio de Endocrinología” del Hospital General de Asturias. Desde entonces, sus cifras mejoraron, y ahora ya lleva un par de años con el colesterol controlado.
Obviamente, no es la única de su familia que padece este trastorno genético. Su madre, que ha sufrido ya dos anginas de pecho, y su hijo de siete años tienen igualmente HF. Al niño se lo descubrieron cuando tenía tres años, y ahora lleva dieta y toma yogures con esteroles vegetales. De los más de 400 mg/dl de colesterol que tenía, hasta los algo más de 300 mg/dl que tiene ahora, dice sin recordar con precisión. Como madre, procura que su hijo “se mueva”. Y, por supuesto, en casa “hace dieta todo el mundo”. ¿También el padre, que no tiene HF? “También, el padre se chincha”, dice con humor.
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