Reportaje en La Gaceta

Ni comer huevos es malo ni una dieta sana nos asegura reducir sus niveles. La información adecuada es el mejor tratamiento para evitar los efectos de este trastorno hereditario.

La hipercolesterolemia es una de las enfermedades genéticas más frecuentes y, sin embargo, la que menos atención recibe. Este trastorno hereditario provoca que sea nuestro organismo el que fabrique el colesterol malo y que, localizado y tratado a tiempo, se mejore la calidad de vida del afectado desde los primeros meses de vida. El doctor Pedro Mata, internista en la Fundación Jiménez Díaz, presidente de la Fundación de Hipercolesterolemia Familiar y uno de los más grandes expertos españoles en esta materia, explica a PUNTO G que el colesterol es una sustancia similar a la grasa que, en cantidades fisiológicas normales, es indispensable para la vida, pero que cuando es elevado, se deposita en las paredes de las arterias dando lugar a un estrechamiento arterial –lo que se conoce como placa de arterioesclerosis– ocasionando una obstrucción del flujo sanguíneo. Si ocurre en el corazón, puede provocar desde una angina de pecho hasta un infarto de miocardio; si es en las arterias cerebrales, podría dar lugar a un ictus; si es en las arterias de las piernas produce lo que llamamos una arteriopatía periférica. El colesterol es una sustancia grasa e insoluble en los medios acuosos, por lo que se transporta en las lipoproteínas. Estas lipoproteínas están constituidas por una parte lipídica o acuosa y otra proteica. Existen básicamente dos tipos diferentes de lipoproteínas que transportan el colesterol en la sangre. Una es la lipoproteína de baja densidad (LDL) o colesterol malo, que transporta el colesterol a los tejidos para su utilización, incluyendo las arterias. La otra es la lipoproteína de baja densidad (HDL) o colesterol bueno, que recoge el colesterol de los tejidos y lo lleva al hígado para eliminarlo a través de la bilis.

Enfermedad silenciosa

La cifra ideal de colesterol malo debería de ser inferior a los 200 miligramos por decilitro.  Sería ligeramente elevado –aclara el doctor– si está entre 200 y 240. A partir de 240 podríamos decir que es alto. En España, un 20% de la población adulta (mayor de 18 años) tiene un colesterol total superior a 240 miligramos por decilitro. De estos, el 5% corresponden a las hipercolesterolemias de base familiar. Este porcentaje tan elevado se debe a una alimentación inadecuada, una falta de ejercicio físico, sobrepeso, tabaco, etc. Las causas tienen que ver con hábitos de vida no saludables, entre los que la dieta juega un papel fundamental. Una alimentación rica en grasas saturadas contribuye a elevarlo. Además, cuando se tiene estrés, se liberan determinadas sustancias en el organismo, como la catecolamina, que de alguna forma podrían aumentar el colesterol. “Pero es muy difícil de medir”, asegura Mata. Sin embargo, en otros muchos casos, la causa es genética. Hablamos, entonces de la hipercolesterolemia en sus tres tipos. Como nos comenta el doctor, la hipercolesterolemia familiar es la más grave de ellas, con unos niveles por encima de 300 miligramos por decilitro. Tiene un patrón de herencia dominante y se expresa desde el nacimiento. Afecta a unas 100.000 personas en España. Por su parte, la hiperlipemia familiar combinada se da en personas que tienen el colesterol y los triglicéridos elevados. También tiene un patrón de herencia dominante y se expresa desde el nacimiento. Afecta a un 2% de la población. Por último, la hipercolesterolemia poligénica se da en personas con colesterol elevado de forma moderada. Tiene una agregación familiar del 20 o 30% y se expresa entre la segunda y tercera década de la vida.Lo más complicado de esta enfermedad es que se trata de un trastorno silente, porque no da síntomas. Los síntomas son bruscos, como la aparición de una enfermedad cardiovascular a consecuencia de un colesterol elevado a lo largo de muchos años. Pero, según indica nuestro experto, en hipercolesterolemias  familiares podríamos tener algunos signos físicos, por ejemplo, la presencia de depósitos de colesterol en los tendones, o bien en la córnea, lo que es muy significativo si aparece antes de los 45 años. El doctor aconseja que el primer paso para el tratamiento sea, siempre, llevar una dieta adecuada, realizar ejercicio físico y no fumar. Pero, además, la mayoría de las personas con hipercolesterolemia familiar necesitarán de un tratamiento farmacológico complementario. Las estatinas, que se empezaron a comercializar a finales de los años ochenta y que han ido perfeccionándose hasta el día de hoy,reducen el colesterol malo hasta en un 50% y disminuyen el riesgo de enfermedad cardiovascular. Se trata de un fármaco seguro y muy eficaz. Para aumentar el colesterol bueno contamos con un derivado del ácido nicotínico y con los fibratos.Según el doctor Mata, en la dieta hay que disminuir el consumo de grasas saturadas, las carnes grasas (embutidos, quesos muy curados), las grasas de origen vegetal (aceites de palma o de coco que se utilizan en la elaboración de la bollería industrial), y sobre todo, evitar el consumo de tabaco. En cambio, hay que favorecer la ingesta de aceite de oliva, frutas, verduras, legumbres, carnes magras (pavo, pollo, conejo) y pescado, que además posee ácidos grasos omega 3, muy buenos para la protección de