Plásticos y Corazón

Los plásticos han permitido avances extraordinarios en prácticamente todas las áreas así como en la medicina y han hecho nuestras vidas más cómodas. Sin embargo, numerosas evidencias indican que los plásticos no son tan seguros ni tan baratos como parecen. Los beneficios de los plásticos tienen costes elevados para la salud humana y el medio ambiente.

Vivimos rodeados de plásticos, un material versátil derivado en gran medida de los combustibles fósiles. Los plásticos tienen numerosas aplicaciones beneficiosas para los seres humanos. Desde dispositivos médicos hasta conservación de los alimentos para prevenir su deterioro. Pero en las últimas décadas hemos abusado de su utilización, extendiendo su uso a funciones innecesarias.

Los combustibles fósiles (gas, petróleo y carbón) son las principales materias primas de los plásticos. Los plásticos comprenden una matriz polimérica más miles de aditivos químicos que produce propiedades como estabilidad, flexibilidad y repelencia al agua. Muchos aditivos son tóxicos; estos incluyen carcinógenos, neurotóxicos y disruptores endocrinos como bisfenoles y sustancias que pueden alterar el metabolismo de los lípidos y aumentar el riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares.

Los resultados de un estudio prospectivo sobre la asociación de los microplásticos presentes en las lesiones de ateroesclerosis carotidea con eventos cardiovasculares amplían nuestra comprensión de los riesgos para la salud que plantean los plásticos. El hallazgo de microplásticos en el tejido de la placa es en sí mismo un descubrimiento revolucionario que plantea una serie de preguntas urgentes. ¿Debería considerarse la exposición a microplásticos un factor de riesgo cardiovascular? ¿Qué órganos además del corazón pueden estar en riesgo? ¿Cómo podemos reducir la exposición?.

Los seres humanos estamos expuestos a microplásticos mediante ingestión e inhalación. Investigaciones anteriores han detectado estas sustancias en múltiples tejidos, incluidos colon, placenta, hígado y ganglios linfáticos. Los estudios en animales indican que los microplásticos pueden causar efectos tóxicos en múltiples sitios, potencialmente al inducir estrés oxidativo.

¿Qué pueden hacer los médicos y otros profesionales de la salud? El primer paso es reconocer que el bajo coste y la conveniencia de los plásticos son engañosos y que, de hecho, enmascaran grandes daños, como la posible contribución de los plásticos a la asociación con la enfermedad cardiovascular. Necesitamos estimular a la población a reducir el uso de plásticos, especialmente artículos innecesarios de un solo uso. Y necesitamos expresar nuestro firme apoyo al Tratado Mundial sobre Plásticos de las Naciones Unidas.

La crisis de los plásticos ha crecido de manera insidiosa mientras todas las miradas se han centrado en el cambio climático. Al igual que las soluciones al cambio climático, la resolución de los problemas asociados con los plásticos requerirá una transición a gran escala para alejarse del carbono fósil. El camino no será fácil, pero la inacción ya no es una opción.

Fuente: New Engl J Med 2024;390:948-50