Las lecciones del Covid-19

Esta pandemia se ha llevado muchas vidas y también nos ha dejado páginas en blanco.
Primero vino el confinamiento lleno de incertidumbre y temor ante lo desconocido. Ahora que la pandemia va perdiendo fuerza, aumenta nuestra confianza en un futuro esperanzador, pero sentimos igualmente el temor ante esa nueva realidad. Sabemos que a lo largo de la historia la humanidad ha sido asolada por la “peste”. Nuestro referente más próximo ha sido la “gripe del 18”, muy citada en estos días, sin embargo, nadie podía pensar que una sociedad avanzada volvería a sufrirla. Y aquí estamos.

En esta desescalada nos han señalado un camino a seguir en el que debemos ser muy cuidadosos para no retroceder. Somos conscientes de la virulencia del Covid-19, que habiendo dejado a tantas familias sin consuelo, sigue estando con nosotros. Los expertos nos dicen que se sabe muy poco de esta epidemia. Y nosotros, los que nos sabemos de ciencia, sabemos sin embargo, que la situación vivida no puede repetirse, y para ello, debemos darnos prisa en rellenar con las lecciones aprendidas, las páginas en blanco que nos ha dejado.

En la Fundación Hipercolesterolemia Familiar nos seguimos haciendo eco de las vivencias de las más de 5.300 personas que conforman el Estudio SAFEHEART, a las que seguimos por teléfono. Y sus testimonios van a poner voz a algunas de esas páginas en blanco: “no podemos permitir que nos pille desprevenidos” nos decía Josefa, de 65 años que estuvo hospitalizada durante dos semanas, y ya, lleva un mes en casa, recuperándose de las secuelas de la Covid. También se infectaron sus tres hermanos, en pleno duelo por el fallecimiento de su madre Gloria con 91 años, que subió a la ambulancia que la trasladó al hospital, por su propio pie, y a los dos días recibieron la triste noticia de que había fallecido. “No pudimos despedirnos de ella, ni velar su cuerpo. Esta losa no podremos quitárnosla nunca de encima”. Y este sentimiento, es compartido por miles de familias.

Esta primera y principal reflexión sobre la crisis del sector sanitario debe ser una lección aprendida por nuestros dirigentes políticos. Y deberá servirles para estar mejor preparados para el futuro, con mayor capacidad hospitalaria, profesionales mejor equipados y menor precariedad laboral. Será la mejor forma de preservar la salud de los ciudadanos. Sin embargo, en estos momentos tan delicados, nos aturden sus continuos enfrentamientos. Y es que como bien dicen algunos, “la política se ha convertido más en un juego de poder que en la búsqueda de soluciones”.

La siguiente lección deben aprenderla los más jóvenes en esta desescalada, etapa en la que vamos avanzando, y por fin nos sentimos vivos, con ansias de recuperar nuestras rutinas y nuestros planes truncados. Sin embargo, como nos decía Isabel, “nuestros hijos adolescentes creen que a ellos no les afecta. Se sienten invulnerables”. Nuestra respuesta es invitarles a echar la vista atrás para reflexionar sobre la realidad vivida y sentirse responsables hacia sus mayores porque ellos también pueden trasmitirlo.

La tercera lección es una llamada a la responsabilidad individual, a la que ponía voz Antonio, persona amable e ilustrada, acercándonos a la nueva realidad, de la que se sentía desesperanzado: “he salido de casa para acompañar a mi esposa a una consulta médica y en el corto recorrido he contado cuatro mascarillas tiradas en la calle, e incontables personas sin mascarillas, qué país tan extraño tenemos. Hemos dado un ejemplo al mundo en nuestro confinamiento, y ahora mostramos nuestra cara incívica y peculiar en muchas regiones de nuestro país. Ayer, 11 de Junio la playa llena de gente. Seguramente, Unamuno tenía razón: qué país, qué paisaje, que paisanaje”.

Todas estas reflexiones, o lecciones aprendidas, las vamos a imprimir en esas páginas en blanco comentadas al principio. Y podrían resumirse así:

  • Todos valoramos nuestro sistema sanitario en el día a día, pero ahora todas sus flaquezas han quedado al descubierto en esta eventualidad.
  • Nuestros políticos para reforzarlo deben construir alianzas y aprender de la sociedad civil, que en este confinamiento nos ha dicho que hay que ir de la mano para mejor compartir.

Y con ese sentir, Rosa en Sevilla y Maribel en Albacete y otras muchas personas han organizado verdaderas redes solidarias, asistiendo a los más necesitados y organizando talleres para proveer de mascarillas y batas a los hospitales. Todos unidos con humildad, porque citando a Rabindranath Tagore: “Cuando más somos en la humildad más cerca estamos de la grandeza”.