La normativa europea sobre los Ácidos Grasos Trans (AGT) no acaba de llegar

Una vez más se ha puesto de manifiesto en el Congreso Europeo de Cardiología, que ha tenido lugar en Londres, los días 29 Agosto-02 Septiembre, que la legislación sobre las grasas trans en la alimentación sigue siendo lenta. En este mismo congreso el pasado año salió un “position” documento subrayando que está fuera de duda la repercusión de sus efectos en detrimento de la salud y la mortalidad cardiovascular. De ahí la insistencia en todos los foros científicos de la necesidad de una regulación inmediata sobre el uso de los ácidos grasos trans en los alimentos procesados. Sin embargo, la Comisión europea aún no se ha pronunciado, después de confirmar, probablemente presionada por los medios científicos, que emitiría un informe en Diciembre del 2014, pero dicho informe se sigue retrasando, confiando en que llegue antes de que acabe este año 2015.
Pero ¿qué son los ácidos trans?
Son grasas que aparecen como resultado de la transformación de aceites líquidos en sólidos, mediante un proceso de hidrogenación. Este proceso se utiliza en la industria alimentaria para aumentar el tiempo de conservación y mejorar la textura de los alimentos. La mayoría de las grasas trans de nuestra dieta proceden de la comida preparada o procesada: palomitas para microondas, bollería industrial, galletas, patatas fritas “de bolsa”, pizzas congeladas, croquetas congeladas, cremas y glaseados para repostería etc. Sin embargo, debido a este vacío legal, no es fácil detectar este tipo de grasa en los alimento; puesto que España está entre los países en donde no existe ninguna legislación que obligue a indicar la presencia de ácidos grasos “trans” en el etiquetado.
¿Qué está pasando en otros países europeos?
En Europa, algunos países como Austria, Dinamarca, Hungría, Islandia, Noruega y Suecia han decretado su propia legislación para restringir el contenido de AGT en los alimentos.
La posición inequívoca de los científicos en este Congreso según manifestó el Dr. Steen Stender –Hospital Universitario de Copenhague, en el simposio sobre Nutrición y salud coronaria, es que únicamente la intervención regulada podría minimizar el contenido de AGT en los alimentos. El hecho de que haya disminuido su consumo en los últimos años ha sido debido a la propia voluntad de la industria, presionada por la sociedad. De ahí que todavía haya países, en donde los niveles de AGT en los alimentos procesados son inaceptables y solamente la legislación podría reducirlos. En este mes de Julio ha llegado una auténtica ola de protestas en contra de los AGT, originada especialmente por la determinación de la FDA de retirar en USA todos los productos con este tipo de grasa. Y ha dado tres años a la industria alimentaria para retirarlos de todos su productos procesados. De esta forma según cifras de la agencia se podrían prevenir 20.000 infartos y 7.000 muertes por enfermedad cardiovascular en USA. Este cambio ha llevado a la FDA a la conclusión de que los alimentos parcialmente hidrogenados (PHO), de acuerdo con la evidencia científica no serán clasificados con el reconocimiento de productos seguros para la alimentación.
En Europa, dónde contamos con las restricciones legales de algunos países y la decisión voluntaria de la Industria, se ha realizado un muestreo en el 2014, en los supermercados de las capitales de 20 países para analizar los ingredientes de unas 600 muestras de galletas y productos de bollería con PHO, y se ha evidenciados que 312 productos tenían más de un 2% de AGT, sobrepasando el límite legislativo en Austria y Dinamarca. En los nueve países situados en Europa del Este el contenido de AGT era muy elevado. Y la conclusión de los estudios es que el consumo de aproximadamente 5 gramos al día de AGT incrementa un 25% el riesgo de enfermedad cardiovascular. Por ello, el comunicado de la Comisión europea no puede retrasarse más.