La carne de conejo es buena para todos
La carne de conejo es un alimento que posee muchas ventajas y beneficios saludables, lo que la convierte en una de las carnes más recomendadas, tanto para la población general como para aquellas personas cuyas pautas dietéticas son más específicas:
- Personas con hipercolesterolemia: El conejo es una carne magra, con una baja proporción de grasa y con menor contenido en ácidos grasos saturados (responsables del aumento del colesterol sanguíneo) que otras carnes. Además posee un adecuado porcentaje en ácidos grasos insaturados que ayudan a prevenir la enfermedad cardiovascular.
- Personas con hipertensión arterial: El conejo tiene muy bajo contenido en sodio y alto en potasio en comparación con otras carnes. Además, las recetas con conejo suelen incorporar hierbas aromáticas, por lo que no es necesario añadir mucha sal.
- Personas con sobrepeso u obesidad: La carne de conejo es baja en calorías, (130 Kcal por cada 100 gr.), sin embargo es muy rica en minerales como hierro, zinc y magnesio y tiene un alto contenido en vitaminas del grupo B y E, que previenen la aparición de anemias en las dietas restrictivas.
- Personas con hiperuricemia o gota: Al ser una carne blanca, el conejo tiene un bajo contenido en purinas.
- Embarazadas, niños y deportistas: La carne de conejo tiene una alta densidad de nutrientes ya que nos aporta proteínas de alto valor biológico y gran cantidad de minerales y vitaminas, factores importantes para el desarrollo de los huesos y los músculos en cualquier etapa de la vida, y especialmente en estos grupos poblacionales.
Debido a sus propiedades saludables, a su apreciado sabor y a la diversidad de preparaciones a las que se presta, la carne de conejo no debe perder su papel protagonista en nuestra dieta mediterránea.
Receta:
Conejo a la cazuela
Ingredientes para 4 personas:
1 conejo troceado, 1 pimiento verde, 1 pimiento rojo, 1 cebolla, 2 dientes de ajo ,1 lata de tomate triturado pequeña, 1 vasito de vino blanco y 30 ml de aceite de oliva.
Preparación:
En una cazuela de barro echar el aceite de oliva y cuando esté bien caliente introducir el conejo troceado. Cuando esté dorado sacar y reservar.
En el mismo aceite, sofreír lentamente la cebolla, los pimientos y el ajo, todo troceado. Cuando esté pochado incorporar el conejo y el vaso de vino. Remover unos minutos y echar finalmente la lata de tomate triturado.
Salpimentar todo al gusto y dejar a fuego suave durante 20 minutos aproximadamente.