La actividad física como parte de la vida cotidiana

Actualmente se conoce la importancia de la actividad física regular y el deporte para la salud y el bienestar. La pandemia de COVID-19 y la respuesta a la misma han amplificado el valor de ser físicamente activo de manera que podría beneficiar a los individuos y a la sociedad en general. Más de una cuarta parte (1.400 millones) de la población adulta del mundo es físicamente inactiva, por lo que tienen riesgo de presentar enfermedades no transmisibles como la enfermedad cardiovascular y una mortalidad prematura.

Los beneficios para la salud de la actividad física son ampliamente reconocidos (página 60. Guía para controlar su colesterol. Cambios en su estilo de vida) e incluyen mejoras en la salud mental y cognitiva, en el sueño, y además previene las caídas y las lesiones relacionadas con estas. La actividad física se recomienda en la prevención de las enfermedades no transmisibles, especialmente la enfermedad cardiovascular y el cáncer, así como para mejorar la calidad de vida y la supervivencia. Los beneficios de la promoción de la actividad física, como la mejora de la calidad del aire y la mitigación del cambio climático, son ahora ampliamente reconocidos.

Desafortunadamente, la aplicación y ampliación de las políticas en las intervenciones de actividad física han sido insuficientes y desiguales. La adopción de un enfoque multisectorial de la actividad física ha sido lenta porque requiere la colaboración entre gobiernos y una inversión sustancial. En comparación con los países con rentas altas, los niveles de actividad física siguen siendo mucho más bajos en los países con ingresos bajos. La vigilancia de la actividad física sigue siendo irregular y, lo que es preocupante, se detuvo durante la pandemia por Covid-19 en muchas partes del mundo.

Las restricciones durante la pandemia han disminuido los niveles de actividad física en general y han ampliado las diferencias socioeconómicas. Sin embargo, la investigación preliminar sugiere que el cumplimiento de la actividad física se asocia a un menor riesgo de presentar complicaciones graves por la Covid-19. Por tanto, la pandemia ha sido un importante catalizador para abogar por la realización de actividad física.

El ejercicio durante el confinamiento se consideró un elemento esencial para la salud por numerosos gobiernos en todo el mundo. Así, se consideró que la actividad física es tan importante como la alimentación, la vivienda y la búsqueda de atención médica. Las campañas iniciales de los gobiernos durante la pandemia animó a la ciudadanía a salir a hacer ejercicio físico. ¿Por qué entonces los gobiernos no pueden comprometerse a promover la actividad física como una necesidad humana esencial más allá de la Covid-19?

Un objetivo debe ser integrar la actividad física en la forma de vida diaria de las personas, de tal manera que las opciones físicamente activas se conviertan en una prioridad. El uso del transporte público, la educación física obligatoria en las escuelas y las actividades físicas después de la escuela son algunas posibilidades de mejora. La pandemia ha demostrado lo fácil que es ir a dar un paseo diario de, al menos, 30 minutos. Aconsejar realizar una actividad física que las personas puedan integrar razonablemente en sus vidas, como caminar, puede ser un objetivo razonable que se podría conseguir simplemente poniéndonos en movimiento.

Fuente: The Lancet July 31 2021