Hiperlipemia en la infección por COVID-19
Un estudio de cohorte de más de 51.000 personas con COVID 19 en EEUU muestra que los supervivientes que han presentado COVID-19 tienen un mayor riesgo de desarrollar una dislipidemia más allá de los primeros 30 días de infección y hasta un año de seguimiento, incluido un mayor riesgo de aumento de los niveles de colesterol total, triglicéridos y colesterol LDL, así como una reducción del colesterol HDL, cuando se comparan con las personas que no se han infectado.
Los riesgos de las alteraciones en los lípidos son significativos entre los que no estaban hospitalizados y aumentaron de forma gradual si las personas estaban hospitalizadas o bien ingresadas en cuidados intensivos durante la fase aguda de la COVID-19. Los hallazgos del estudio sugieren que la infección por COVID-19 podría asociarse con un mayor riesgo de dislipidemia en la fase post-aguda de la infección. Por tanto, la atención para las personas con COVID-19 debe incluir el control de la dislipidemia como una posible secuela de la mencionada infección.
La incidencia de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica aumentó tanto durante la infección aguda por COVID-19 así como en el periodo posterior. Por esta razón es por lo que se ha recomendado que la medicación para reducir el colesterol se continúe durante todo el período de infección activa, así como posteriormente.
Los autores del estudio encontraron un aumento del colesterol LDL, triglicéridos, colesterol total y disminución del colesterol HDL en supervivientes de COVID-19 en comparación con la población control que nunca había tenido una prueba positiva de COVID. El grado de dislipidemia fue mayor en aquellos en los que la infección había sido más grave y había requerido ingreso en cuidados intensivos. Este efecto podría deberse a la inflamación crónica que produce la infección y posterior alteración del metabolismo lipídico.
El mensaje clínico inmediato es que los lípidos en sangre deben ser controlados como parte de la evaluación del riesgo cardiovascular después de la recuperación de la infección por COVID-19. Y si es necesario, iniciar o intensificar la medicación hipolipemiante. También se recomienda realizar una adecuada nutrición junto con ejercicio físico.
Fuente: Lancet Diabetes Endocrinol 2023; 11: 120–28.
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