La epidemia de sobrepeso en la población adulta incide de forma considerable en la morbilidad y la mortalidad en el mundo desarrollado y en algunos países en vías de desarrollo. Aunque durante la infancia se presentan menos problemas relacionados con el peso que en la edad adulta, los niños con sobrepeso corren el riesgo de convertirse en adolescentes y adultos con sobrepeso y, por lo tanto, de padecer los problemas de salud que esto conlleva. Por este motivo, el sobrepeso de los jóvenes ha pasado a ser una de las prioridades en materia de salud pública.
En la última década se ha prestado una atención considerable a la prevalencia y los riesgos de la obesidad en adultos. Ahora, la prensa médica está mostrando un interés creciente por el incremento generalizado de la obesidad en la infancia y la adolescencia. La mayoría de los países europeos presentan tasas de prevalencia del sobrepeso y la obesidad superiores al 10% en niños y niñas de 10 años. También es evidente que existen variaciones geográficas sustanciales; en Europa, son los países del este y del sur los que presentan niveles especialmente elevados.
Las razones de este aumento siguen siendo objeto de debate. Los factores genéticos pueden tener una gran influencia en la predisposición individual a la obesidad. Sin embargo, la genética por sí sola no explica el fuerte incremento de la obesidad infantil observado en los últimos años. En busca de otra explicación, los expertos recurren a la clásica ecuación del equilibrio energético. ¿Está en consonancia la cantidad de calorías que ingieren los niños con su actividad física?. La obesidad infantil, al igual que la adulta, es la consecuencia de un desequilibrio entre las calorías que se ingieren y las que se gastan; dicho desequilibrio se debe a cambios graduales en una compleja serie de factores sociales que influyen en la forma que los niños se alimentan, hacen ejercicio y juegan. Sólo un porcentaje reducido de los casos de obesidad infantil puede atribuirse a trastornos de tipo endocrinológico o a otros problemas físicos subyacentes.
Antes se consideraba que el sobrepeso infantil no era perjudicial, se pensaba que un niño gordo era un niño sano. Ahora se sabe que existen problemas inmediatos y futuros asociados con la obesidad infantil.
Aparte de los problemas físicos y emocionales que surgen en la infancia, los estudios a largo plazo han demostrado que la obesidad adolescente es muy a menudo un indicio de obesidad adulta, especialmente si los padres también son obesos. Asimismo, la obesidad aparece en etapas anteriores del desarrollo, lo que conlleva no sólo un mayor riesgo de padecer enfermedades, sino también un problema social y económico más grave. Fuente: EUFIC 2003
Complicaciones de la obesidad infantil
- Problemas físicos precoces: Diabetes de tipo 2, pubertad precoz, apnea del sueño, trastornos hepáticos, hipertensión, aumentos de los lípidos en sangre (triglicéridos y colesterol), alteraciones en la pared de las arterias, cálculos biliares y pies planos.
- Problemas psicológicos precoces: Imagen negativa de uno mismo, baja autoestima y estigma social.
- Mayor riesgo de obesidad adulta con los problemas físicos, sociales y psicológicos que conlleva: Aparición precoz de trastornos cardiovasculares y síndrome metabólico.
Es importante destacar que uno de cada cuatro niños en Europa está obeso, debido principalmente a que comen muchos alimentos azucarados y con alto contenido en grasas junto con el consumo de bebidas azucaradas y a la falta de actividad física. La asociación Europea para el Estudio de la Obesidad ha presentado un informe estimulando a la Unión Europea a prohibir los anuncios de bebidas azucaradas y de “comida basura” (rica en grasas saturadas) destinados a los niños.
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