La enfermedad cardiovascular (ECV) prematura, especialmente la coronaria (infarto de miocardio, angina de pecho, etc), es la manifestación clínica más grave de la HF.
La importancia del diagnóstico precoz de la HF radica en la elevada incidencia de enfermedad coronaria en edades tempranas de la vida, tanto en varones como en mujeres. Algunos estudios han demostrado que la aterosclerosis coronaria aparece a partir de los 17 años de edad en los varones y de los 25 años en las mujeres con HF. La enfermedad clínica ocurre con una antelación de al menos 20 años respecto a las personas no afectas de HF. Aun cuando no existan otras causas de infarto, y se sigan hábitos de vida sanos, resultará difícil evitarlo, mientras las cifras de colesterol no estén en objetivos deseables. Sin tratamiento, al menos la mitad de los pacientes afectos de HF presentarán un infarto de miocardio antes de los 55 años de edad.
En pocas palabras
Los pacientes de HF tienen un riesgo mayor que la población general de padecer enfermedades cardiovasculares como el infarto o la angina de pecho a edades tempranas.
Para saber más
Actualmente, existen pruebas de imagen no-invasivas para conocer el grado de compromiso ateroesclerótico de los diferentes territorios ateriales. La ecografía de las arterias carótidas o femorales permite visualizar si existe engrosamiento de la capa interna de la arteria o la presencia de placas de ateroesclerosis en las arterias carótidas o en las femorales que se suelen correlacionar con los episodios coronarios. Por otra parte, la angiografía coronaria mediante tomografía computarizada (TAC) es una técnica no invasiva de diagnóstico por imagen que permite la evaluación de las arterias coronarias y la caracterización de la placa ateroesclerótica. Esta información podría ser importante para definir adecuadamente el riesgo cardiovascular en los pacientes con HF.
Una historia para recordar
En Julio de 1984, James Fixx, de 52 años, un veterano corredor de maratón, murió de repente de un infarto de miocardio. Fixx se había hecho famoso unos años antes por escribir un best-seller sobre los beneficios fisiológicos y psicológicos del “jogging” y se había convertido en el gurú de la salud en Estados Unidos. Así que nadie se explicaba su fallecimiento. ¿Cuál fue el motivo?. Fixx padecía una enfermedad hereditaria llamada Hipercolesterolemia Familiar. Ni todo el ejercicio del mundo podría haber evitado, por sí solo, su muerte prematura. Llevaba el riesgo escrito en sus genes o, mejor dicho, en un gen.
Las reacciones a la muerte de James Fixx fueron las de esperar. Del furor por el ejercicio aeróbico se pasó al temor colectivo y se vieron titulares del tipo «El ejercicio mata». Por suerte, los estudios científicos devolvieron la calma. Un equipo del Instituto del Corazón de Minneapolis (EEUU) investigó a 250.000 maratonianos a lo largo de dos décadas y desveló que sólo cuatro habían muerto en plena carrera por una enfermedad cardíaca.
El caso de Fixx no tenía nada que ver con el deporte sino con sus genes. Su padre también había muerto por una cardiopatía coronaria a los 43 años y su hermana también tenía un aumento del colesterol en su sangre. El propio Fixx lo había escrito —seguramente, sin ser muy consciente de ello— en su famoso libro «Complete Book of Running». «De los factores de riesgo relacionados con el corazón, el ejercicio puede mejorarlos todos menos uno: el hereditario».
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