El término “Dieta mediterránea” abarca las pautas alimentarias típicas de determinadas regiones del mediterráneo. Se caracteriza por la abundancia de alimentos vegetales (fuente de antioxidantes) como verduras, ensaladas, frutas, cereales, pasta, pan, legumbres y frutos secos; aceite de oliva virgen como principal fuente de grasa; moderado consumo de pescado (ricos en ácidos grasos omega-3), aves de corral y conejo, productos lácteos y huevos; pequeñas cantidades de carnes rojas y bajas cantidades de vino. Esta dieta es baja en grasa saturada y colesterol y rica en hidratos de carbono y fibra. Suele condimentarse con hierbas aromáticas, cebolla y ajo que tienen un cierto efecto hipocolesterolemiante.
Actualmente, existe suficiente evidencia científica de sus efectos beneficiosos en la prevención de ciertas enfermedades:
- Enfermedad cardiovascular: Gracias al aporte de grasa principalmente monoinsaturada presente en el aceite de oliva y a la gran cantidad de antioxidantes que contiene, la dieta mediterránea produce una mejora del perfil lipídico (disminuyen el colesterol-LDL y los triglicéridos, aumentando o manteniendo los niveles de colesterol-HDL); reduce la oxidación de los lípidos, disminuye el riesgo de aterotrombosis, y mejora la función endotelial y de la pared vascular. También ayuda a controlar la presión arterial.
- Diabetes: La dieta mediterránea, rica en carbohidratos complejos (basada en el consumo de cereales, verduras, legumbres y frutas) y ácidos grasos monoinsaturados (aceite de oliva) mejora los niveles de glucosa, la resistencia a la insulina y el perfil lipídico.
- Obesidad: La dieta mediterránea, a pesar de no ser una dieta pobre en grasas, contribuye a la prevención y tratamiento de la obesidad, debido a su gran variedad y palatabilidad, siempre que se controle el aporte calórico. La Obesidad es principalmente un trastorno del equilibrio energético. La actividad física regular, ayuda a mantener el peso ideal.
- Ciertos tipos de cáncer: Su incidencia disminuye con el consumo de aceite de oliva y de grasas derivadas del pescado (omega-3), antioxidantes procedentes de las frutas y verduras y fibra.
También, el ejercicio físico regular, característico de lo que ha sido el estilo de vida tradicional en la región mediterránea y en el resto de las regiones del país, algo tan sencillo como pasear o caminar es parte esencial de nuestro estilo de vida y de nuestra herencia cultural. La dieta mediterránea representa una tradición de siglos que conlleva a un estado excelente de salud.
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