El invierno de Ómicron: la evolución de la pandemia de COVID-19

Casi 2 años y 5 millones de fallecidos después de la pandemia de coronavirus, los casos de COVID-19, las hospitalizaciones y las muertes están aumentando en muchos países. A pesar de la amplia disponibilidad de vacunas eficaces y de nuevas terapias, la aparición y rápida propagación de la variante Ómicron, descrita inicialmente en Sudáfrica, está causando saturación de los sistemas de salud en muchos países y regiones, e incluso está produciendo que estos estén de nuevo a punto de colapsar, con pacientes en gran parte no vacunados o médicamente vulnerables.

Aunque la mayoría de estos casos graves se han debido a la variante Delta que ha sido dominante desde mayo 2021, la variante ómicron identificada recientemente está desplazando rápidamente a Delta como la variante más común del SARS-CoV-2. La falta de aceptación universal de la vacunación contra la COVID-19 y la aparición de la variante ómicron de-CoV-2 son factores críticos en la pandemia en curso.

Los datos disponibles sugieren que esta variante es sustancialmente más transmisible que la variante Delta y es capaz de una evasión inmune significativa (es decir, evita la protección inmune proporcionada por los anticuerpos generados por las vacunas o la infección previa por SARS-CoV-2). Sin embargo, en comparación con las anteriores oleadas suele afectar a pacientes más jóvenes con menos comorbilidades, menor duración de los síntomas y de la hospitalización, así como una menor afectación respiratoria, y una disminución de la gravedad y la mortalidad. Desde su identificación inicial, ómicron se ha detectado en más de 100 países.

La mayoría de las hospitalizaciones y muertes actuales se encuentran entre individuos no vacunados; sin embargo, las infecciones se diagnostican cada vez más entre las personas que tienen la vacunación completa. Pero la mayoría de estas infecciones no han producido una enfermedad clínicamente grave. Si bien la vacunación no previene todas las infecciones, hasta ahora ha proporcionado protección contra la enfermedad grave, la hospitalización y la muerte. El grado en que las vacunas actuales serán protectoras frente a la enfermedad grave relacionada con la variante ómicron requiere un seguimiento cuidadoso.

Ómicron exhibe múltiples mutaciones en el dominio de unión al receptor celular que se asocian con una entrada celular más eficiente, evasión inmune, mayor infectividad y el periodo de incubación es más corto. Ahora parece seguro que ómicron puede ser de 2 a 3 veces más transmisible que Delta, y la efectividad de la vacunación probablemente disminuya.

Mirando hacia el futuro: La pandemia del invierno

A pesar de las vacunas y los avances en el tratamiento, los países están entrando en lo que potencialmente es la fase más peligrosa de la pandemia hasta la fecha. Las próximas semanas nos pueden traer una amenaza de un triple virus respiratorio: delta, ómicron y gripe estacional. Además de COVID-19, y a diferencia del año pasado, cuando la actividad de la gripe fue inusualmente baja, este invierno su influencia podría ser significativa.

Para mitigar la presión sobre los recursos de atención médica, se necesitan importantes esfuerzos para aumentar la vacunación contra la gripe estacional y la COVID-19, incluidas las dosis de refuerzo. Para los no vacunados los meses de invierno probablemente serán un momento de mayor riesgo de enfermedad grave. Para las personas vacunadas y especialmente para aquellos que han tenido una dosis de refuerzo, las infecciones tienen más probabilidad de ser leves y no requerir atención médica.

La persistente propagación global del SARS-CoV-2 aumenta la probabilidad de que surjan variantes adicionales. Por tanto, el éxito de los esfuerzos para controlar la COVID-19 también depende de la vigilancia efectiva de las variantes emergentes y el acceso a las vacunas a nivel mundial, que también ayudará a preservar las economías no solamente en países con recursos limitados, sino también en los países con ingresos elevados. Si bien la pandemia no ha terminado, las medidas preventivas para controlar la propagación como las mascarillas, la distancia social, la supresión de fiestas y la ventilación de interiores, además de continuar con la vacunación deben utilizarse con urgencia.

Fuente:

JAMA Published Online: December 22, 2021. doi:10.1001/jama.2021.24315

JAMA Published Online: December 30, 2021. doi:10.1001/jama.2021.24868