El coco y sus derivados aumentan el colesterol y son ricos en calorías
El interés creciente por llevar una dieta sana y la creencia de que todos los alimentos de origen vegetal son saludables ha llevado al aumento del consumo de bebidas y derivados vegetales en la sociedad occidental. En los últimos años, ha crecido el consumo de aceite y leche de coco. Pero, ¿qué propiedades tienen? ¿Son recomendables desde el punto de vista nutricional?
El coco, comparado con otras frutas, posee un contenido moderado en agua (el resto de frutas cuentan con un 85% de media), un contenido ligeramente más elevado en proteínas y ligeramente más pobre en hidratos de carbono. Pero, sobre todo, en su composición destaca la alta cantidad de grasas que aporta, cuando el resto de frutas apenas las tiene.
Aporte nutricional de 100 g de coco
Energía: 354 Kcal.
Hidratos de carbono: 5,9 g.
Proteínas: 3,4 g.
Grasa: 35,1 g.
Grasa saturada: 29,3 g.
Grasa monoinsaturada: 2,2 g.
Grasa poliinsaturada: 1,6 g.
Fibra: 9,5 g.
Aceite o manteca de coco:
La grasa procedente de esta fruta se presenta, por lo general, en forma de masa de color blanco marfil; su consistencia es pastosa o fluida, según la temperatura ambiente. Este alimento destaca, como todos los aceites o grasas vegetales, por su elevado contenido calórico (aporta 899 Kcal cada 100 g de alimento). Sin embargo, el perfil lipídico de este alimento difiere de manera importante de otros aceites vegetales. La manteca de coco es sobre todo rica en grasa saturada, mientras que el aceite de oliva está compuesto mayoritariamente por grasa monoinsaturada, beneficiosa para la salud cardiovascular.
Respecto al tipo de ácidos grasos saturados presentes en el aceite o la manteca de coco, destacan sobre todo los ácidos grasos de cadena media (cadenas más cortas de átomos de carbono). También es fuente alimentaria de ácidos grasos saturados de cadena larga como el mirístico y palmítico que contribuyen a elevar el colesterol LDL (conocido como malo).
En 100 g de manteca de coco hay 87 g de grasa saturada, 5,8 g de grasa monoinsaturada y 1,8 g de grasa poliinsaturada.
Leche de coco
Debido a que la gastronomía asiática está de moda, cada vez se utiliza con más frecuencia la denominada «leche de coco» como ingrediente de múltiples preparaciones. Esta bebida proviene de la ralladura del coco seco mezclada con agua. Y 100 ml de este líquido vegetal aportan 170 Kcal, 17,5 g de grasa (de las cuales 15,1 g son grasas saturadas) y 2,9 g de hidratos de carbono. Así pues, se trata de una bebida muy calórica y rica en grasa saturada.
Los alimentos ricos en grasa saturada deben limitarse
La evidencia científica demuestra que un exceso de grasa saturada en la dieta eleva los niveles de colesterol LDL (colesterol malo) y aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular. Aunque se está investigando el efecto que tienen los distintos tipos de grasas saturadas en el organismo, la recomendación sigue siendo limitar el consumo de alimentos ricos en grasa saturada entre los que se encuentran el aceite y la leche de coco.
Los derivados del coco no están indicados para el control del peso
Para sorpresa de los expertos en nutrición, la leche y el aceite de coco se promocionan hoy en día en distintas páginas web por su posible efecto en la reducción del peso corporal. ¿Cabe pensar que un alimento tan calórico y que eleva el colesterol debe utilizarse para perder peso? La respuesta, por lógica, es no. Estos productos no solo no ayudan a perder peso sino que, en exceso, promueven el aumento del colesterol en sangre y por tanto aumentan el riesgo cardiovascular.
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