¿Cuál es la dieta más saludable para prevenir la Enfermedad Cardiovascular y la mortalidad?

La relación entre dieta, desarrollo de enfermedad cardiovascular y mortalidad son tópicos de gran importancia en salud pública, y temas de gran controversia. En países de Europa y Norteamérica, el consejo dietético más consistente y duradero es la restricción de ácidos grasos saturados, a través de sustituir las grasas animales con aceites vegetales, como el aceite de oliva, y el consumo de hidratos de carbono complejos como frutas, verduras, legumbres y cereales enteros. La falta de una evidencia definitiva ha producido una incertidumbre sobre cuáles son los mejores alimentos para aconsejar e ingerir.

Nuevos estudios favorecen el consumo de grasas sobre los hidratos de carbono (HC). Esto se debe a que una ingesta elevada de HC, especialmente refinados, se asocia a un mayor riesgo de mortalidad total y cardiovascular. Y una mayor ingesta de grasa se asocia con un menor riesgo.

Un estudio internacional publicado recientemente analizó la dieta y la mortalidad en más de 135.000 personas de 35 a 70 años de origen rural y urbano en 18 países pertenecientes a cuatro continentes. Se realizó un seguimiento medio de más de 7 años y la información de la dieta se realizó mediante informes proporcionados por los mismos sujetos. Los investigadores controlaron numerosos factores, incluyendo la edad, el sexo, el tabaco, la actividad física y el peso. Las personas que tomaban la mayor cantidad de HC tenían un 28% de riesgo mayor de muerte (no cardiovascular) que aquellos que tomaban una menor cantidad de HC. Sin embargo, el consumo elevado de frutas, verduras-especialmente crudas- y legumbres (tres fuentes importantes de HC) se asoció con un menor riesgo de mortalidad total. Los beneficios son máximos con la ingesta de 3-4 raciones por día (equivalentes a 375-500 g/día).

¿Cómo se explican algunas discrepancias con el consumo de hidratos de carbono y cuáles de estos se asocian con un aumento de mortalidad?. Los investigadores sugieren que los hidratos de carbono procesados, incluyendo los azucares añadidos y los cereales refinados son probablemente los que producen la asociación con una mayor mortalidad. Esta potencial asociación se investigará en un estudio posterior.
Respecto al consumo de grasas, las personas con el porcentaje mayor de ingesta de grasa, un promedio de 35% de las calorías de la grasa, tenían un 23% de reducción en el riesgo de muerte cuando se comparaban con el porcentaje menor de consumo de grasa (alrededor del 10,6% de las calorías de la grasa). El consumo mayor de grasa saturada, monoinsaturada y poliinsaturada se asociaba con una mortalidad más baja. Las dietas más elevadas en grasas también se asociaban con un menor riesgo de ictus. En conclusión, las dietas con bajas cantidades de grasa pueden ser peligrosas.

A la luz de estos hallazgos, el patrón de una dieta saludable se debería basar en las tradiciones dietéticas específicas de cada país. En el caso de España, el consumo medio de grasa de la población se sitúa en el 35% y se debe principalmente al consumo de aceite de oliva que tiene un contenido mayoritario de ácidos grasos monoinsaturados y en menor cantidad ácidos grasos saturados y poliinsaturados. El consumo de aceite de oliva como principal fuente de grasa junto con el consume elevado de frutas, verduras y legumbres son los pilares de una alimentación saludable que nos ayudará a prevenir la enfermedad cardiovascular y la mortalidad total.

Fuente: Estudio PURE. The Lancet 2017