Cómo afecta la COVID-19 a los niños
Todos hemos vivido con la enfermedad del COVID-19 desde hace aproximadamente un año. En general, hemos aprendido que los niños se contagian con menos frecuencia que los adultos, pero algunos niños han presentado una enfermedad grave. Esta actualización resume cómo los niños se ven afectados y la manera de mantener a las familias seguras a medida que los niños siguen creciendo.
¿Los niños están en riesgo?
Sabemos que este virus se propaga casi más a través de las gotas respiratorias cuando las personas con infección tosen, estornudan, hablan o incluso respiran, aunque puede propagarse de otras maneras. Algunas personas con COVID-19 tienen fiebre, tos, dificultad para respirar, dolores musculares, dolor de cabeza y diarrea, síntomas que son similares a los de otras infecciones virales como la gripe, pero algunos no tienen síntomas. Los niños pueden contagiarse de COVID-19 de familiares y otros contactos cercanos, como amigos y maestros en la escuela y en las actividades deportivas.
A medida que los niños se hacen mayores, su riesgo de enfermar lo suficiente como para ser hospitalizado es mayor, aunque los recién nacidos y los bebés pequeños también están en mayor riesgo. El riesgo de fallecer en niños es mucho más bajo que en los adultos, pero algunos niños han fallecido por COVID-19.
Los niños con necesidades especiales de atención médica están en mayor riesgo
Los estudios han demostrado que los niños con ciertas condiciones subyacentes están en mayor riesgo de tener una infección grave por la COVID-19. Estas condiciones incluyen: obesidad, diabetes, asma o enfermedad pulmonar crónica, trastornos neurológicos, enfermedades cardíacas y enfermedades autoinmunes o bien niños con problemas de inmunidad, entre otros.
¿Qué pueden hacer los padres?
La forma más importante de prevenir la COVID-19 es evitar infectarse. Todos los miembros de la familia deben seguir las recomendaciones. En primer lugar: 1) la distancia, manteniendo al menos unos dos metros de separación con otras personas; 2) usar una mascarilla de tela cuando salgan de su casa; y 3) lavarse las manos a menudo con jabón y agua durante más de 20 segundos, evitando tocarse los ojos, la nariz, y la boca con las manos sin lavar. En segundo lugar, evitar: 1) espacios cerrados con mala ventilación; 2) lugares llenos de gente con muchas personas cercanas; y 3) situaciones de contacto cercano, como conversaciones a corta distancia.
Las vacunas contra la gripe estacional pueden ser útiles para los niños mayores de 6 meses con factores de riesgo y podrían ser aún más importantes este año porque es posible contraer tanto la COVID-19 como la gripe. Cuando esté disponible una vacuna para la COVID-19 segura y eficaz, hable con su médico sobre la posibilidad de que la familia se pueda vacunar.
Los padres necesitan equilibrar las necesidades de sus hijos para estar seguros con sus necesidades de aprendizaje y de socializar con sus compañeros. Los padres deben consultar a su sistema escolar y al departamento de salud para obtener la mejor información sobre la difusión local de la COVID-19, normas y recomendaciones del área sanitaria, y los procedimientos escolares a seguir. Tenemos que mantener a los niños a salvo de la infección al tiempo que se minimizan los riesgos para ellos mismos, sus amigos, miembros de la familia, incluidos los abuelos y otras personas vulnerables de la sociedad.
Fuente: Adaptado de JAMA Pediatrics Published online December 28, 2020
Comentarios desactivados