Catalina Sánchez
Presidenta Fundación Hipercolesterolemia Familiar
Hace catorce años, le llamaron un día por teléfono y le dijeron que su madre había muerto. De repente: estaba cocinando y murió de un infarto, con 50 años. El médico de urgencia le puso sobre la pista de que podía “haber algo más”, ya que su madre era muy joven. Y le sugirió que toda la familia se mirara el colesterol. “Nos miramos y los cuatro hermanos teníamos 380-400 (mg/dl). Y mis dos hijos también”, comenta Catalina. A partir de ahí su vida cambió: revisiones periódicas, pastillas, resinas y cuidado con los alimentos. “No tengo miedo. Ahora estoy controlada”, asegura Catalina, a quien le gustaría que sus dos hijos, con 19 y 20 años, se lo tomaran “más en serio”. Cree en la prevención y piensa que la clave está en la información y el tratamiento. Por eso promovió, junto con su médico, el doctor Pedro Mata, la Fundación de Hipercolesterolemia Familiar.
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