Antonio Sánchez García
36 años
Pruna (Sevilla)
Dice Antonio que descubrió que tenía la Hipercolesterolemia Familiar (HF) “en plena calle”, cuando sufrió un infarto a los 34 años, a partir del cual estuvo siete días en la UCI, de donde salió con cuatro stent en sus obturadas arterias. Hasta entonces, no tenía ni idea de que pudiera tener el colesterol elevado.
Su caso, junto con el de su familia materna, es especialmente dramático: su madre, con 50 años, un hermano con 28, una prima con 14, y un sobrino de 2 años han fallecido por infarto. Y otro hermano de 38 años ha sufrido otro infarto, aunque salvó la vida. En la rama materna, su abuelo murió de infarto a los 62 años, hace de eso mucho tiempo. Y ahora mismo, saben de tres sobrinos menores de edad que tienen la HF.
Y es que a partir de su ataque cardiaco, Antonio decidió investigar y, con la ayuda del doctor José Villar, del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, comenzó a tirar del hilo hasta ver todos los casos de su familia. Recientemente, la Fundación Hipercolesterolemia Familiar se trasladó a su localidad de residencia, Pruna (Sevilla), para hacer análisis a toda la familia.
Antonio está prejubilado a sus 36 años, pero no por la HF, sino por un accidente laboral anterior, que le dañó gravemente la columna vertebral. “Con el accidente, la vida me dio un vuelco, y al año tuve el infarto”, explica. Ahora lleva una vida sana, medicado, y procura caminar (no puede correr, se lo impide su dañada columna). “Delgado sí que estoy, no abuso con la comida”, reconoce. Si se le pregunta qué tiene que decir a las personas afectadas por HF, lo tiene claro: “Que no lo dejen, porque un infarto te cambia la vida“.
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