Alimentos para conservar la memoria
Una dieta baja en grasas puede contribuir al deterioro de la memoria. Puesto que las células del cerebro y del cuerpo necesitan grasas para desarrollarse y crecer, parece lógico pensar, que privarlas de determinados tipos de grasas necesarias para su desarrollo pueda tener repercusiones en la memoria. Los estudios sugieren que las dietas que contienen niveles adecuados de ácidos grasos insaturados pueden ayudar a proteger el cerebro del deterioro cognitivo y de la enfermedad de Alzheimer.
Según el Dr. Richard Isaacson, director de la clínica de prevención del Alzheimer en el Weill Cornell Medicine de New York, la clave está en el tipo de grasa que se consuma, entendiendo esta como parte integrante de una dieta saludable. Las grasas se pueden diferenciar en beneficiosas, perjudiciales y en otras de las que no se tiene la suficiente certeza y que requieren un estudio más profundo. Ciertas grasas, como las poliinsaturadas y las monoinsaturadas son fundamentales para la prevención de la pérdida de memoria, mientras que otras como las trans, que se encuentran en alimentos procesados, bollería industrial, pastelería y palomitas de microondas son realmente perjudiciales. En cuanto a las grasas saturadas existen datos contradictorios.
Lo saludable que resulte una grasa para el cerebro varía para cada persona y depende del tipo de dieta que lleve. A pesar de la diferencia en los datos, en relación a la efectividad del tratamiento en personas previamente diagnosticadas de Alzheimer, el Dr Isaacson afirma que los resultados de los estudios sugieren que las dietas que contienen niveles adecuados de grasas insaturadas podrían ayudar a prevenir la aparición de la enfermedad, como es el caso de las grasas poliinsaturadas del grupo omega-3. Es conocido que los ácidos omega-3 docosahexaenoico (DHA) y en menor medida eicosapentanoico (EPA) resultan fundamentales para el crecimiento y desarrollo del cerebro, así como para que este lleve a cabo de forma adecuada sus funciones, tanto en niños como en adultos. El consumo de estos ácidos grasos es importante para mantener un adecuado equilibrio entre los omega-3 con respecto a los ácidos grasos poliinsaturados omega-6, los cuales actúan de manera diferente en el organismo por lo que se aconseja evitar un consumo excesivo de los mismos.
Para mantener equilibrada esta proporción a través de la dieta, se recomienda reducir el consumo de grasas vegetales ricas en omega-6, entre los que se incluyen el aceite de maíz, girasol y soja entre otros; así como evitar o reducir el consumo de alimentos procesados que contienen omega-6 y también grasas trans. Por tanto, resulta importante la composición de la dieta, la cual debe ser rica en frutas y verduras, cereales integrales, legumbres y pescado graso rico en ácidos grasos omega-3 como salmón, atún, trucha, sardinas y caballa al menos una o dos veces por semana. También el consumo diario de aceite de oliva es fundamental. La realización de una dieta tipo mediterránea nos puede ayudar a proteger nuestra memoria y evitar el deterioro cognitivo.
Adaptado del New York Times, Abril 2016
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