Algunas cosas que no conocíamos sobre la Nutrición y la Enfermedad Cardiovascular

La concepción del sistema cardiovascular y la importancia que le damos ha ido variando a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, cuando se comenzó a tener en cuenta el papel de la nutrición en el sistema cardiovascular, para más tarde destacar la estrecha relación entre la dieta y las enfermedades coronarias, así como la necesidad de evitar las grasas saturadas.

  1. Los factores de riesgo cardiovascular como la hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, la hipertensión, la diabetes y la obesidad se pueden reducirse mediante una dieta saludable.
  2. No ser tan generoso con la sal. Sazonar los alimentos una vez servidos a la mesa con el salero. De este modo cocinamos sin sal y esta la añadimos al gusto antes de su ingestión, lo que puede reducir el consumo de Sodio en un 50%.
  3. En los países occidentales se supera en torno a un 280% los niveles de consumo recomendados por los organismos nacionales de salud respecto a las grasas saturadas, calorías vacías provenientes de grasas y azucares añadidos y de cereales refinados. Por el contrario se consumen por debajo de los niveles recomendados los cereales integrales (15%), así como la fibra y frutas (40%) y hasta un 60 % se reduce el consumo de los vegetales recomendados.
  4. Los viejos tiempos si eran los buenos tiempos pues se estima que en 1970 el consumo de sodio (constituyente de la sal) era inferior a 2.300 mg diarios y actualmente supera los 6.000 mg diarios. Este consumo contribuye al desarrollo de hipertensión arterial.
  5. Como siempre se ha dicho hay cosas que no cambian: las frutas y vegetales contribuyen a disminuir el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares.
  6. Comer huevos no aumenta el riesgo cardiovascular y por el contrario puede ayudar a prevenir la arterioesclerosis al aumentar los niveles de las lipoproteínas HDL conocidas como “colesterol bueno”. Aunque la yema tiene colesterol, lo que realmente eleva los niveles de colesterol en el humano son las grasas saturadas y trans que no se encuentran en los huevos.
  7. Los alimentos buenos no son necesariamente los sabrosos sino los saludables: Consumimos alrededor del doble de azucares refinados que hace un siglo, especialmente en numerosos alimentos bajos en grasas. Las grasas son un importante elemento de la dieta, y la sustitución de estas por carbohidratos no reduce el riesgo cardiovascular. La solución pasa por sustituir el tipo de grasa que consumimos, es decir cambiar las grasas saturadas por las monoinsaturadas y poliinsaturadas, presentes especialmente en el aceite de oliva.
  8. El consumo de frutos secos varias veces por semana es beneficioso para la salud, asociándose con una disminución del 24% del riesgo cardiovascular y en un 13% para los ictus cerebrales. Entre los frutos secos más saludables se encuentran las nueces y las almendras. Se debe evitar su consumo con sal.
  9. La dieta saludable y el colesterol no siempre van de la mano: La dieta mediterránea se ha demostrado efectiva en la prevención de accidentes cardiovasculares y enfermedades coronarias a pesar de que disminuye ligeramente los niveles de colesterol LDL, aunque si contribuye a aumentar los niveles de colesterol HDL (conocido como bueno), además de aportar antioxidantes y otros nutrientes beneficiosos para la salud.